martes, 29 de junio de 2010

Reflexion...

Hoy, madre, volví a visitarte tras tres largos e intensos meses. Lo primero que hice fue ponerme ante Ti y darte las gracias por todo, por esta maravillosa vida, por todo lo vivido estos meses, algunas cosas buenas otras malas. Te conté todas las cosas que me habían ocurrido. Por un momento, me pareció verte sonreír cuando te contaba todas esas cosas buenas, y al contarte todas mis penas, me pareció ver en tus ojos un rastro de llanto y preocupación, esa que solo las madres tienen con sus hijos. Tú me dijiste que nunca me rindiera en todo lo que hago, que siguiera siendo fuerte y que nunca me viniese abajo por cualquier tonteria. Eres la única que lo sabe todo sobre mí y la única que puede consolarme en los momentos duros. Por eso quiero darte las gracias, porque sin ti, creo que mi vida no tendría sentido. Benditas sean las manos que te hicieron, Victoria, Madre Cigarrera.

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