viernes, 18 de noviembre de 2011

Tesoros de La Campiña - Marchena

hoy en Tesoros de la Campiña nos trasladamos a la localidad de Marchena, para mostrarles como viven sus vecinos la Semana Santa. En Marchena, llegan a convivir hasta un total de siete hermandades de penitencia: La Borriquita, Humildad, Dulce Nombre, Vera-Cruz, Jesús Nazareno, Cristo de San Pedro y la Soledad.

La encargada en abrir la Semana Santa de Marchena es la Real Hermandad Mercedaria de Nuestro Padre Jesús de la Paz en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Palma.

Hermandad fundada en 1956 bajo la protección y amparo de los Reverendos Padres Mercedarios Descalzos residentes en la Iglesia Conventual de San Agustin, donde actualmente tiene la Hermandad su sede canónica.

Sus primeras reglas fueron aprobadas en el Arzobispado de Sevilla el 8 de junio de 1962, en la actualidad se rige por unas reglas renovadas y aprobadas en 1990.


Tiene como titulares esta Hermandad marchenera al Cristo de la Paz, escultura del Señor montado sobre la popular borriquita realizado por el escultor moronense Manuel Martín Nieto.

Bendecida el 19 de marzo de 2000 vino a sustituir a otra imagen de Olot adquirida por la Hermandad en un convento de Ecija, ese mismo día procesionó por primera vez.

Procesiona esta imagen junto al resto de figuras del misterio en un paso tallado en madera de cedro real por Manuel Romero Palomo en 1992, iluminado por seis candelabros de guardabrisas, la palmera que figura en el paso se realiza anualmente con ramas naturales.

La otra titular de la Hermandad, María Santísima de la Palma, es de autor desconocido del siglo XVII, anteriormente se le conocía como Nuestra Señora de la Correa.

Procesionó por primera vez con enseres prestados por el resto de hermandades en 1960.

Debido a la gran acogida de dicha salida se decidió adquirir enseres propios para que pudiese procesionar a partir de entonces cada Domingo de Ramos, completándose poco a poco a lo largo de los años.

Esta imagen fue la encargada de celebrar el cincuentenario fundacional de la Hermandad procesionando de manera extraordinaria el pasado año.






Tras dos jornadas de descanso, nos trasladamos al Miércoles Santo, día de estación de penitencia de la Hermandad de Nuestro Padre y Señor de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de los Dolores de Marchena es fruto de la fusión en 1821 en el convento de San Francisco de la venerable orden Tercera de los Siervos de María y un grupo de devotos congregados en torno a la sagrada imagen del Señor de la Humildad que había sido encontrada en un estercolero tras la invasión napoleónica y devuelto al culto en uno de los altares del convento franciscano.

Esta congregación realizaba su estación de penitencia el Jueves Santo de manera sencilla, en forma de Vía Crucis cuya última estación tenia que ser rezada en el convento de Santa Clara, donde se realizaba también el Sermón de la Pasión.

Sería este convento el destino de la Hermandad tras la exclaustración del franciscano en 1844, no fue hasta el año 1975 cuando la Hermandad se hizo con la propiedad del convento tras la marcha de las religiosas clarisas al no tener recursos económicos para poder hacer frente a la restauración del templo, en estado ruinoso durante algunos años.

La Hermandad realiza su estación de penitencia el Miércoles Santo con dos pasos, en el primero aparece en la parte delantera la imagen del Señor de la Humildad y Paciencia, imagen de Jesús sentado en una peña en actitud piadosa de oración, catalogada como una obra de finales del siglo XVII.

Completan el misterio tres imágenes secundarias, dos centuriones romanos, uno con la sentencia en su mano derecha y con la izquierda entrega el INRI a otro centurión para que lo clave en la cruz, este se encuentra vestido de manera más sencilla cavando el hoyo en el que se colocará la cruz y atendiendo las ordenes de su superior.

Con el se encuentra el sayón apodado "el Macaco" barrenando la cruz, con el torso desnudo dejando ver su portentosa musculatura.

El paso en el que procesiona este misterio fue realizado entre 1968 y 1970 en los talleres de Manuel Domínguez, es de madera dorada y policromada siguiendo el estilo neobarroco de la escuela sevillana, se ilumina por candelabros de guardabrisas.

la Virgen de los Dolores es una imagen de candelero con características icnográficas comunes a las dolorosas sevillanas de finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Su paso de salida tiene palio de terciopelo negro bordado en oro realizado en 1982 por las hermanas jerónimas del convento de Ntra. Sra. De los Ángeles de Constantina.

Los varales son de los talleres de Hijos de Juan Fernández y los respiraderos de Manuel Seco Velasco, se completa la orfebrería de este paso con distintas piezas de variados autores.

Corona la mirada al cielo de esta dolorosa una diadema en plata de ley sobredorada realizada por el orfebre Francisco Ruiz.





En la tarde del Jueves Santo procesiona la Pontificia y Real Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Dulce Nombre de Jesús, Ntra. Sra. de la Piedad y San Juan Evangelista de Marchena, con residencia canónica en la parroquia de San Sebastián.

Durante el siglo XVI proliferan las Hermandades del Dulce Nombre de Jesús, establecidas, con el beneplácito de la Iglesia, para remedio de la depravada costumbre de blasfemar, votar y jurar, siendo estas, casi en exclusiva, patrimonio de la Orden de Predicadores. Tan era así que el Romano Pontífice San Pío V determinó por Motu Propio el no poderse fundar estas cofradías al margen de la jurisdicción de la Orden de Santo Domingo, es decir, fuera de los conventos dominicos o, por lo menos, con licencia del Padre provincial o prior más próximo.

Como caso excepcional nos encontramos con la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús establecida en la Parroquia de San Sebastián, patrono de la Villa de Marchena, cuyas Reglas fueron aprobadas en la vecina ciudad de Écija el 26 de Agosto de 1599 por el provisor del Arzobispado D. Pedro de Villa – Gómez, siendo Arzobispo de la sede hispalense D. Rodrigo de Castro.


Tuvo su origen en una institución benéfica fundada y formada por niños, hacia el segundo tercio del siglo XVI, que comenzaron a sacar procesionalmente, en un principio de un domicilio particular, una cruz y una imagen de Jesús niño.

Hoy por hoy, continua su labor como Hermandad, como asociación publica de fieles, comprometida con la acción social, tributando culto al Santísimo Sacramento del Altar como Hermandad Sacramental desde 1990, adquiriendo esta titularidad procedente de la antigua Sacramental de la parroquia y en torno a sus Sagrados Titulares, el Dulce Nombre de Jesús, Nuestra Señora de la Piedad y San Juan Evangelista.

El Dulce Nombre de Jesús es una escultura del Niño Jesús, ejecutada en madera policromada, que habitualmente es venerada vestida, cuya autoría se ha venido atribuyendo a Juan de Oviedo y de la Bandera, motivado por el tratamiento del cabello con cuidados rizos y guedejas laterales. En la salida procesional aparece revestido con túnica de cola carmesí, bordada en oro, estrenada el Jueves Santo de 1864. Porta en su hombro izquierdo una cruz de plata de ley realizada en el siglo XVIII por el maestro platero Ambrosio de Soto.


El paso procesional se compone de canasto y respiraderos que siguen el modelo de la escuela neobarroca sevillana realizados en 1994, saliendo totalmente acabado y dorado en la Semana Santa de 1996. Sobre el canasto se alza una magnifica piña en madera dorada, con pequeñas imágenes y espejos, obra del siglo XVIII, que sirve de peana al Divino Infante.

Nuestra Señora de la Piedad es una imagen de candelero que se ha venido fechando hacía el final del siglo XIX. Su rostro irradia poco dolor, aunque no exento de resignación.

Se entroniza en un paso de palio de principios del siglo XX, confeccionado en terciopelo rojo bordado en oro y realzado con hilos de seda, cuya confección corrió a cargo de la fabrica de Justo Burillo y Cía., de Valencia. Recientemente se han pasado las bambalinas a nuevo terciopelo, ejecutando esta labor Juana María Ibáñez en 1998. Los varales se estrenaron en 1968, obra del orfebre Villareal, mientras que los respiraderos fueron ejecutados en 1944 por Eduardo Seco Imbert.

La sagrada Imagen posee un rico manto de terciopelo azul bordado en oro, confeccionado probablemente al mismo tiempo que el palio, pasado a nuevo tejido en 1976 por la MM. Filipenses de Écija.







La noche del Jueves Santo realiza su estación de penitencia por las calles de Marchena la hermandad de la Vera Cruz, la hermandad más antigua de Marchena y una de las más antiguas de las hermandades de Veracruz de toda España.

Acompañan al cortejo unos 400 hermanos nazarenos vistiendo túnicas de cola blanca, con cinturón estrecho de esparto, antifaz y botonadura de color verde en los tramos del primer paso y túnica blanca con capa y antifaz verde en el segundo.

La llegada de la Orden franciscana a Marchena condicionó indudablemente el nacimiento de la hermandad de la Vera Cruz en esta villa, por la vinculación que los franciscanos tenían con todas aquellas hermandades con este nombre, como consecuencia de la fundación de la primera hermandad en el convento de San Francisco de Sevilla en el siglo xv.

A partir de entonces proliferaron por muchos pueblos estas hermandades con la ayuda de los frailes, sobre todo en aquellos lugares donde la orden se estableció, como ocurrió en Marchena.


Por esta razón la historia de la hermandad de la Vera Cruz en la villa de Marchena se encuentra íntimamente ligada a los franciscanos desde el momento mismo en que fue fundado el convento en el año en el año 1530 por D. Diego Núñez de Prado y su esposa Dª. Juana Blázquez, ambos de la orden tercera franciscana.

D. Francisco Rodríguez Santos funda la hermandad y cofradía de la Santísima Vera--Cruz, siendo aprobadas las reglas por el Sr. provisor del arzobispado el 7 de febrero de 1533, estableciéndose la hermandad en capilla propia junto a la iglesia de dicho convento.

La hermandad, según sus primitivas reglas, compuestas por diecisiete capítulos, la formaban hermanos de luz y de sangre.

Respecto al Cristo de la Vera Cruz decir que se trata de una imagen de Cristo crucificado obra del siglo XVI atribuida al imaginero Roque Balduque, imaginero flamenco que trabaja intensamente en Sevilla durante las últimas décadas del siglo XVI.

Destaca el curioso ahuecado a que fue sometida toda su estructura, debido a las exigencias procesionales del siglo XVI, cuando las imágenes eran portadas por un lego eclesiástico, y debían pesar poco, de ahí el reducido tamaño y el uso de pastas artificiales para su fabricación en muchas de ellas.

El Santísimo Cristo de la Vera Cruz procesiona cada Jueves Santo en un paso de estilo barroco-churrigueresco-rocalla, con espejos, iluminado por cuatro faroles, con canastilla y respiraderos obra de Antonio Díaz Fernández y esculturas de  Manuel Domínguez Rodríguez en los años 1968 y 1969.

El paso presenta, en su delantera, una pequeña capilla u hornacina donde se coloca el busto de una pequeña dolorosa atribuida al imaginero Pedro de Mena (escuela granadina con influencias napolitanas), de bellísima factura e incalculable valor artístico.

La Virgen de la Esperanza Coronada es una bella talla de candelero, para vestir. Data aproximadamente del siglo XVII y se atribuye al círculo de Juan Martínez Montañes. En 1984 fue restaurada por el profesor Juan Manuel Miñarro López.

En su iconografía más habitual, las manos no están en el mismo plano, sino que alza más la derecha, situándola de manera más cercana a su pecho. En dicha mano se coloca un pañuelo, quedando en la mano izquierda, más baja, el rosario que porta.








En la mañana del Viernes Santo procesiona la Archicofradía del Santísimo Sacramento, Pontificia y Real Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, María Santísima de las Lagrimas, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Remedios de Marchena.

Esta hermandad fue fundada en los primeros años del siglo XVII según constata un documento de 1631 en el que el papa Urbano VII concede ciertos privilegios a los hermanos de Ntro. Padre Jesús Nazareno que cumplieran las reglas de la cofradía establecida en la parroquia de San Miguel.

La imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno presenta ciertas características iconográficas datables en torno a los años de la segunda mitad del XVII.

Se presenta vestido con túnica, algunas ocasiones lisas y otras bordadas en oro confeccionadas en la decimonónica centuria. Procesiona sobre un paso de estilo neobarroco, lleva respiraderos bordados en oro sobre terciopelo morado con cartelas de seda y malla inspirados en los del Señor de Sevilla.


La canastilla fue realizada en 1943 por Pedro Pérez Calvo y dorada por Antonio Sánchez, a lo largo de ella aparecen seis cartelas con pasajes de la vida del Señor y a sus lados águilas bicéfalas y ángeles mancebos con motivos pasionarios. Alumbran el paso cuatro faroles realizados en 1927.

La Virgen de las Lagrimas es una imagen anónima cuyos acentuados rasgos expresivos en los que vemos un acentuado dolor son mas propios de la escuela granadina que de la sevillana.

Su paso de palio es de terciopelo azul bordado en plata en 1949 por Guillermo Carrasquilla y restaurados por Esperanza Elena Caro. En la gloria una imagen de la Virgen Milagrosa.

De las mismas características de las bambalinas es el manto, realizado en los talleres de Fernández y Enríquez y estrenado en 1999. Las piezas de orfebrería han salido de los talleres de Seco Velasco, Villarreal y Jesús Domínguez.


San Juan Evangelista es una imagen anónima de mediados del siglo XVII que procesiona en un paso pequeño de madera tallada y dorada e iluminado por candelabros de guardabrisas. Este paso es utilizado para la procesión de la Virgen de los Remedios, titular letifica de la hermandad.

Esta hermandad es protagonista de uno de los momentos mas esperados de la Semana Santa marchenera que no es otro que el tradicional “Mandato” en la Plaza de Arriba.

Tras la escenificación del prendimiento por una cohorte de la centuria romana, al frente de un sayón que hace de Judas, la imagen del Nazareno es trasladada a la mencionada plaza donde un sacerdote da un sermón desde uno de los balcones a la vez que se van representando diversas escenas de la Pasión del Señor, a su finalización comienza la procesión con los pasos en la mañana del Viernes Santo.

En el cortejo procesional podemos ver también hermanos portando lienzos con escenas del antiguo y nuevo testamento y escenas de la vida de la Virgen, atributos de la pasión y alegorías de la Santísima Virgen y la centuria romana de esta localidad que hoy nos ha ocupado, Marchena.









En la tarde-noche del Viernes Santo procesiona la a Archicofradía del Stmo. Sacramento y Real Hermandad del Stmo. Cristo de San Pedro y María Santísima de las Angustias, Ntra. Señora del Rosario y San Juan Evangelista de Marchena fue fundada en 1556.

Tuvo sus orígenes en una confraternidad de luz que daban culto a una imagen de Cristo crucificado, venerado en la iglesia del convento de San Pedro Mártir, de la Orden de Predicadores.

Al erigirse en hermandad penitencial, de luz y de sangre, comienza a procesionar en la Semana Santa de Marchena, primeramente a la una de la madrugada del Viernes Santo, para lo cual, los hermanos y cofrades tenían que congregarse en las dependencias conventuales desde las once de la noche del Jueves Santo. En Cabildo celebrado  el 8 de abril de 1584 se acuerda trasladar la Estación penitencial a la tarde del Viernes Santo para dirigirse a la Iglesia Mayor de Marchena y de aquí, al Convento de la Compañía de Jesús, para regresar nuevamente a su templo.

Los hermanos de luz portaban durante la estación un hacha de cera de color leonado, es decir, amarillo oscuro, con las cinco llagas pintadas, como emblema de la cofradía. Por su parte, los hermanos de disciplina podían aplicarse la penitencia a su arbitrio, aunque siempre de forma comedida para no poner en peligro su integridad física y no quedar impedido para poder ganar de comer y sustentar su familia.

El Santísimo Cristo de San Pedro es una obra del siglo XVI que se encuadra en el mundo artístico que domina la última fase del gótico europeo, restaurada y ampliamente reformada en 1867, perdiendo la primitiva pátina.

Procesiona bajo un artístico dosel, elemento poco usual en las procesiones de Semana Santa, confeccionado en el último tercio del siglo XIX en terciopelo carmesí, con ricos bordados en oro, digno exponente de este arte en la decimonónica centuria.

El paso procesional fue realizado en 1941 de José Sanjuán, ampliado en 1967 por Antonio Díaz Fernández, año en el que se le incorporó cuatro capillas en las esquinas que contienen imágenes sedentes de los Evangelistas, realizadas por Manuel Domínguez. Pertenece al denominado estilo neobarroco sevillano, compuesto por canasto, de bombo recto, con cartelas, figurando en la delantera, dos ángeles llorones del siglo XVIII. En los respiraderos aparecen los escudos de la Hermandad, Orden de Predicadores, San Sebastián y el de los Ponce de León. Seis candelabros de guardabrisa iluminan la imagen del crucificado.


La actual imagen de María Santísima de las Angustias, tallada en 1867, es obra de Gabriel de Astorga Miranda, imaginero y profesor de escultura de la escuela de Tres Nobles Artes de Sevilla. Responde al tipo de imágenes de candelero, donde aparecen las características propias que este escultor confiere a sus vírgenes.

En la Estación Penitencial, ininterrumpidamente desde 1985, va acompañada por una imagen anónima de San Juan Evangelista, ataviado con las prendas y colores clásicos conferidos al discípulo predilecto: túnica y mantolín en terciopelo verde y carmesí, respectivamente, ambas piezas bordadas en oro a finales del siglo XIX, atribuibles a las hermanas Antúnez, recogiendo grandes hojas de  cardos muy abultadas, rosas, pequeñas flores, hojillas y tallos que se entremezclan.

El palio fue realizado en plata por el orfebre José de Olavide a mediados del siglo XIX, constituye uno de los pocos palios rígidos de plata que se conservan, el resto de la orfebrería del paso de palio son piezas contemporáneas.

En el frontal del paso podemos ver un templete de metal repujado y plateado que cobija a una imagen en madera estofada y policromada y carnaduras en marfil, de la Virgen del Rosario, patrona de la localidad y titular de la hermandad, desde que en 1989 se produjo la Fusión canónica de ambas Hermandades, por cierto, erigidas en el mismo año de 1561.

La Virgen del Rosario, imagen de gran veneración en Marchena, procesiona cada año el primer domingo de octubre.





Cerrando los desfiles procesionales de la Semana Santa de Marchena, hace estación de penitencia el Sábado Santo la Antigua, Real e Ilustre y Fervorosa Hermandad, y Cofradía de Nazarenos del Sto. Entierro de Cristo, Ntra. Sra. de la Soledad y Triunfo de la Santa Cruz. de Marchena.

Constituida en Hermandad de penitencia, de luz y de sangre, fija su estación penitencial en las primeras horas del Viernes Santo, en los primeros años presidía un pequeño crucifijo, portado por un clérigo o un hermano, según costumbre, hasta que en 1574 es entregada la Imagen de Nuestra Señora y Madre de la Soledad.

Nuestra señora y Madre de la Soledad es una imagen de vestir, tradicionalmente vinculada con la que se concertó con Gaspar del Águila en 1570. Mantiene una postura muy hierática muy propia de finales del siglo XVI y principios del XVII, mostrando sus manos entrelazadas, habiendo sido sometida a varias restauraciones.


En 1575, el escultor Jerónimo Hernández talla la imagen del Cristo Yacente, representando a Jesús descendido de la Cruz.

A raíz del nuevo orden litúrgico, la Hermandad trasladó su salida procesional y Estación de penitencia a la tarde del Sábado Santo, haciéndolo desde la Semana Santa de 1957.

El Cortejo procesional es iniciado por el paso del Triunfo de la Santa Cruz, sobre las andas de metal dorado que portaban el Santo Sepulcro hasta el año 2000 y que guarda a grandes rasgos las líneas neoclásicas, fechándose su construcción en 1941.

El paso actual del Cristo Yacente fue  realizado entre los años 1996 al 2000, siguiendo diseño y talla de Manuel Guzmán Bejarano, ejecutado en madera de cedro siguiendo el estilo neobarroco y va iluminado por cuatro faroles de orfebrería.

El paso de palio se estreno en 1927, siendo el primero de estas dimensiones en la Semana Santa de Marchena. Se trata de una ampliación del primero, ejecutado hacia la mitad del siglo XIX por el orfebre José de Olavide.

La Soledad aparece vestida con saya y manto de terciopelo negro y bordados en oro, ambos confeccionados por Patrocinio López en 1863 y con la ráfaga que la caracteriza, obra de orfebrería, realizada en plata por Palomino en 1864.

Actualmente y por obras en su sede canónica las imágenes titulares reciben culto en la Iglesia de San Juan.




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